Un día cualquiera, en la bruma de la prehistoria, un homo sapiens hizo un hueco en el cuero de un mamífero y metió su cabeza por esa abertura para protegerse de la lluvia y el frío. Entonces nació la ruana.
En el siglo XVI Quevedo nos habla de ruanas y en América los encomenderos cobran los tributos en mantas de algodón que después se convierten en ponchos en Chile, en zarapes en Nueva España y en muleras en las zonas tórridas. La ruana fue una prenda que igualó a los amos con los indios mitayos, vistió a Simón Bolívar y al general Córdova, y en el siglo XX los habitantes de Nobsa, un hermoso pueblito enclavado en el altiplano boyacense, tomaron como bandera.
Los versos del poeta pereirano Luis Carlos González dedicados a la ruana se transformaron en bambuco por la magia sonora del filadelfeño José Macías. Esa canción se convirtió en un himno que conmueve las fibras más sensibles del alma paisa; como escribe Jorge Eliecer Zapata Bonilla, esos versos son, además del sentimiento, el retrato más fiel de la gesta colonizadora del Gran Caldas; es un poema que nos lleva a las trochas en las montañas, donde ruana, tiple y hacha son la trinidad que acompaña a los valientes labriegos junto con su caballejo pecoso, el perro guagüero y el calabazo de chicha
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LA RUANA EN EL IMAGINARIO POPULAR
La ruana está entretejida en la historia colombiana; a mediados del siglo diecinueve la comunidad bogotana estaba dividida entre ruanetas y cachacos. Se llamaban ruanetas a los artesanos, al pueblo llano que se manifestaba contra una sociedad clasista y hegemónica. Los ruanetas se aliaron con los militares y llevaron al general Melo a la presidencia; fue la primera y única vez que los ruanetas contaron en el gobierno de Colombia.
Ruanetas fueron los soldados de la Independencia y las glebas que sirvieron de carne de cañón en las guerras civiles; con ruana se bailó La Vencedora y se sigue acompañando a La Guaneña y al Torbellino en los bailes populares; Bolívar usó ruana al igual que Lleras Camargo y el “Telepadre” García Herreros; la ruana arropó al general Córdova y al general Uribe. Sin embargo para los cachacos, es decir, para los citadinos de chaleco y saco, la ruana se mira con desdén. Refranes como “Los perros solo muerden a los de ruana” o la “Justicia es para los de ruana” dejan mal parados a los ruanetas. El conocido dicho de que el “hábito no hace al monje” tiene su equivalente en “ la ruana no hace al arriero ni el vestido al caballero” y cuando se quiere expresar que los entrometidos sobran recordamos el dicho que dice “Cuanto menos pulgas en la ruana menos hay para rascarse”.
En 1936, el alcalde de Bogotá Jorge Eliecer Gaitán, prohibió a los empleados oficiales el uso de alpargates y de la ruana y les exigió el baño y la afeitada diaria; tales asuntos de higiene fueron la chispa para una rebelión que sacó a Jorge Eliecer de la alcaldía. Dicen que en ese entonces, el caudillo liberal descubrió el poder oculto de los ruanetas y a partir de allí se convirtió en su más conspicuo y abnegado defensor.
Durante la violencia de mediados del siglo XX varios alcaldes del Occidente de Caldas prohibieron el uso de la ruana, pues bajo sus pliegues se escondía a menudo el cuchillo matrero y el changón asesino. Sin embargo, en 1986 los fieles del altiplano le regalaron una bella ruana de lana al Papa Juan Pablo II y con esa prenda se ha testimoniado al afecto y reconocimiento a grandes personalidades que han visitado a Colombia.
LA VERSATILIDAD DE LA RUANA
La ruana arropa a los recién nacidos sin ajuar ni cobertores, fue sudario en las batallas; sirve de capote en potreros y corralejas y la enrollan los guapos en la mano izquierda mientras con la derecha lanzan con furia puñaladas o machetazos. La ruana es un escudo que se empapa en sangre y un pañuelo grande que bebe las lágrimas. Sirve como mantel, de tálamo nupcial y de celestina en los toqueteos furtivos de los novios. La ruana remplaza laalmohada y como invitada especial preside las fiestas de Cucunubá, de Nobsa, de Marulanda, el “Festival de la ruana en Paipa” y las fiestas de Caramanta.
En la picaresca refranera la ruana tiene un lugar especial. “Se lo puso de ruana” hace intuir un matón que convierte en ropa de trabajo a un pobre diablo ultrajado; “por debajo de la ruana” es la disciplina repetida por los corruptos con el erario y la plata ajena.
En la zona paisa la ruana es misógina pues rara vez se le ve con las mujeres, en cambio en Boyacá, Nariño y Cundinamarca la ruana se envuelve voluptuosa en las curvas de las labriegas que al lado de sus ruanetas echan parejo azadón en sus parcelas.
Con el nombre de la ruana se identifican restaurantes y almacenes y el bambuco interpretado por Garzón y Collazos y otros famosos conjuntos musicales, se ha internacionalizado en la voz de Paloma San Basilio.
La abuela de pañolón y el abuelo de ruana son la estampa que guardamos con cariño e infinito respeto en los cofres familiares; la ruana prefiere los colores oscuros y alguna vez el blanco; apenas ahora se está cometiendo el sacrilegio de tejerla con rojos y otros colores subidos que desentonan con el alma de la ruana que es símbolo de austeridad, de fuerza espartana, de empeño y de trabajo rudo.
En setiembre del 2013 los campesios salieron a la calle y a las carreteras como lo hicieron los artesanos cuando subieron al general Melo. Después de tantos años los cachacos de palacio se dieron cuenta que el pueblo colombiano aún llevaba ruana y tenía el coraje de reclamar sus derechos.
En setiembre del 2013 los campesios salieron a la calle y a las carreteras como lo hicieron los artesanos cuando subieron al general Melo. Después de tantos años los cachacos de palacio se dieron cuenta que el pueblo colombiano aún llevaba ruana y tenía el coraje de reclamar sus derechos.
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